El aumento de glúteos está "de moda" según muchos
medios de comunicación, que atribuyen tal circunstancia a la imitación de
celebridades como Kim Kardashian, Jennifer López o Beyoncé. Estimaciones apuntan,
en efecto, a un incremento de las gluteoplastias de aumento -como se denomina
esta técnica quirúrgica- en torno a un 20%-30% en los últimos dos años en
nuestro país.
Son mayoritariamente las mujeres quienes demandan estas
intervenciones de aumento de glúteos. En el caso de los varones, los que
recurren a la gluteoplastia lo hacen, sobre todo, para complementar el trabajo
que realizan en el gimnasio y lograr en el glúteo una masa muscular
proporcional a la del resto del cuerpo.
Sin embargo, la inmensa mayoría de las personas interesadas
en esta intervención no busca conseguir glúteos muy grandes, sino que, como
ocurre en todas las intervenciones que implican una remodelación del contorno
corporal, pretenden unas expectativas realistas. La paciente se deja -o debería
dejarse- asesorar por el cirujano plástico para que el tamaño de el glúteo mantenga
la proporcionalidad adecuada con el resto del cuerpo y no se decante por unas
excesivas o poco naturales.
Implantes e infiltraciones de grasa autóloga
En la gluteoplastia de aumento, son dos los procedimientos
más empleados: la implantación de prótesis y la infiltración de grasa de la
propia paciente o “grasa autóloga”, aunque también existe la posibilidad de
combinar ambas técnicas, aunando la proyección y empuje que da el implante con
el volumen y superficie que proporciona la grasa.
Respecto a la implantación de prótesis, en función del
volumen que se pretenda alcanzar, se optará o bien por implantar la prótesis
por encima del músculo subcutáneo, que permite obtener más volumen, o bien por
su colocación debajo del mismo. Corresponde al cirujano plástico valorar entre
las dos opciones, teniendo en cuenta que la literatura científica actual aboga
más por la segunda, ya que de este modo el implante queda fijado en su espacio,
minimizándose la posibilidad de que se desplace.
La infiltración de grasa autóloga, por su parte, consiste en
realizar primero una liposucción para efectuar luego una transferencia de la
grasa obtenida con ella al tejido subcutáneo del glúteo. La ventaja de esta
técnica es que el efecto logrado con la infiltración de grasa en el glúteo,
sumado al de la liposucción previa, potencia la forma deseada del glúteo.
Postoperatorio y recomendaciones
La intervención de aumento de glúteos no presenta gran
riesgo de complicaciones, la primera semana se
evitará estar sentado más de lo imprescindible. Además es importante no
realizar ejercicio físico en el que participe el glúteo durante cinco o seis
semanas y en los primeros quince días se recomendará al paciente que duerma
también boca abajo.
Por último, se debe extremar la precaución y evitar a toda
costa la infiltración de silicona líquida en los glúteos, dado que se trata de
un producto no aceptado por la comunidad médica ni por ninguna asociación de
Cirugía Plástica. Su uso puede entrañar un riesgo grave para la salud del
paciente. Se recomienda que toda persona interesada en
someterse a una gluteoplastia de aumento consulte a un profesional con la
titulación oficial de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.
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